Las ciudades espirituales

9 diciembre, 2023 5 Por espiritasmadrid

Artículo redactado por Juan Miguel Fernández

Una de las preocupaciones más controvertidas que afectan a los seres humanos, y que nos planteamos frecuentemente es ¿a dónde vamos cuando morimos? Es un enigma milenario, puesto que la muerte aún golpea los sentimientos y es motivo de tortura para la inteligencia.

Hermes Trimegisto en “EL KYBALION”, el documento del Siglo XIX que resume las enseñanzas del hermetismo, afirmaba “como es arriba, es abajo; como es abajo es arriba” y que este principio se manifiesta en los tres Grandes Planos: el Físico, el Mental y el Espiritual.

A lo largo de la historia de la humanidad todas las escuelas religiosas y filosóficas han aportado una visión en relación con su conocimiento, pero hemos de destacar que El Espiritismo dio comienzo al invalorable trabajo de demostrar la continuidad de la vida más allá de la muerte, un fenómeno natural en el camino de la evolución. Múltiples esferas de la actividad espiritual tienen su complemento en los diversos sectores de la existencia. Las dimensiones vibratorias del universo son infinitas, como infinitos son los mundos que pueblan la inmensidad.

Nadie muere. Las Colonias Espirituales se esparcen sobre toda la superficie del Planeta, construidas bajo los más variados motivos de sus fundadores.

Muchas personas se despiden del mundo carnal sin obstáculos y sin desagradables incidentes, otras duermen larguísimos sueños y otras no perciben nada por su inconsciencia infantil que yace en sus expresiones.

Entre estos estados extremos, hay numerosos grados intermedios que permiten a los espíritus agruparse y constituir verdaderas sociedades espirituales. La comunidad de ideas y de sentimientos, la identidad de sus gustos, de opiniones y de aspiraciones atraen y unen a esas almas que forman grandes familias.

La vida del Espíritu avanzado es esencialmente activa, aunque sin fatigas. Las distancias no existen para él. Se desplaza con la rapidez del pensamiento. Su envoltura, es semejante a un vapor ligero que ha adquirido la sutilidad que es invisible para los Espíritus inferiores. Ve, oye, percibe, no ya con los órganos materiales, que se interponen entre la Naturaleza y nosotros e interceptan el paso a la mayor parte de las sensaciones. Queda libre de todas las necesidades del cuerpo. La alimentación y el sueño no tienen para él ninguna razón de ser. Al abandonar la Tierra, deja para siempre los vanos cuidados, todas las fantasías que envenenan la existencia terrenal. No necesitan de la palabra para comprenderse. El Espíritu puede salir de la Colonia, porque él no se mantiene preso en ella. Siempre que esté autorizado o acompañado, podrá visitar a la familia.

Los Espíritus inferiores, sin embargo, llevan consigo, más allá de la tumba, sus costumbres, sus necesidades sus preocupaciones materiales. No pudiendo elevarse por encima de la atmósfera terrestre, vuelven a participar de la vida de los humanos, a intervenir en sus luchas, en sus trabajos y en sus placeres. Sus pasiones y sus apetitos, siempre vivos, les abruman, sobreexcitados por el continuo contacto con la humanidad y la imposibilidad de satisfacerlos supone para ellos una causa de tortura. Muchos de los liberados de la envoltura física, conservan tan fuerte afinidad con los intereses terrenales, que la vista no se les modifica de pronto, y prosiguen viviendo en la Tierra con las mismas expresiones con que la dejaron. Si resulta fácil dejar el vehículo físico, es muy difícil abandonar la vieja morada del mundo. Los hilos morales son mucho más fuertes que las ligaduras de la carne.

Más, no todos los seres con algún esclarecimiento, al desencarnar en la Tierra van a estas Colonias. Muchos van a otros planetas.

Después de la muerte, antes de que el espíritu pueda orientarse, gravitando hacia el verdadero “hogar espiritual” que le corresponde, siempre será necesario que permanezca en una “antecámara” en una región cuya densidad y configuraciones aflictivas, en lo local, corresponderán a los estados vibratorios y mentales del recién desencarnado. Se detendrá ahí, hasta que sea naturalmente “des animalizado”, es decir, hasta que se deshaga de los fluidos y de las fuerzas vitales de que se hallan impregnados todos los cuerpos materiales. Se comprende que la estancia en ese umbral del “Más Allá”, será temporal, aunque generalmente penosa. Según haya sido el carácter, las acciones practicadas, el género de vida y el género de muerte que haya tenido la entidad desencarnada, tal será el tiempo y las penalidades que le esperan en el lugar descrito. Existen espíritus que apenas se demoran algunas horas, otros se quedarán por meses o años consecutivos, regresando a la reencarnación sin alcanzar la Espiritualidad.

Aparte de eso, hacemos notar que la sociedad del más allá de la muerte, refleja los hábitos a los que apegó en el mundo terrenal, por lo que los desencarnados de una ciudad asiática no se encuentran súbitamente con las costumbres y edificaciones de una ciudad occidental y viceversa.

Conocemos algunas de las más cercanas a la Tierra. Ellas disponen de calles, jardines, fuentes, hospitales, casas, medios de transporte, escuelas, ministerios, etc. Existen las mismas Leyes de la Gravedad que controlan la Tierra, con sus días y sus noches, aunque las estaciones no tengan los rigores que en nuestro globo, ya que son suprimidos por factores de armonía existentes en las Colonias. Y esto ocurre, porque la mayoría de las Colonias que conocemos están circunscritas a la atmósfera de la Tierra.

Allan Kardec, el memorable Codificador, se refiere en varias oportunidades, en su obra, a la erraticidad, estado en el que se encuentra un considerable número de seres humanos desencarnados, a la espera de una nueva reencarnación.

La descripción de las distintas Colonias Espirituales y sus ambientes es mucho más lo que a día de hoy nos es desconocido, que lo conocido.

Los seres del espacio, a través de distintas mediumnidades, han venido descorriendo más y más el velo que nos oculta la vida en el Más Allá, mediante una serie notabilísima de obras mediumnicas, que han abierto la cortina, permitiendo ir conociendo como se desarrolla la vida de las almas en las esferas espirituales que circundan el planeta Tierra. Entre todas ellas destacamos:

La “Colonia Socorrista de Moradia”, una de las más antiguas, que está dedicada a la atención de la población en el Umbral.

La “Colonia Campo de Paz”, de la cual habla el Espíritu André Luíz en “Los Mensajeros”, está situada muy cerca de la Tierra.

La Casa Transitoria de Fabiano”, es de asistencia a los desencarnados, citada en el libro “Obreros de la Vida Eterna”.

La “Colonia redención”, citada en el libro “Más allá de la Muerte”, descrita por Otilio Gonsalves, la “Colonia de la Música”, la “Colonia de los Escritores”, la “Colonia Gordemonio”, habitada por Espíritus pervertidos y malhechores, y citada en el libro “Apenas una sombra de mujer” etc.

NUESTRO HOGAR, es una colonia transitoria consagrada al trabajo y al socorro espiritual. Posee actualmente más de un millón de habitantes, y para tener una idea de su extensión, podemos imaginar la ciudad donde vivimos.

ALPHA 1, es una gigantesca ciudad espiritual, situada sobre la región norte de Europa, acoge eminentes científicos, estudiosos e investigadores que, un día, habitaron nuestro planeta, y hoy allí se reúnen, continuando sus estudios, perfeccionando teorías, con la finalidad de suplir los futuros avances que en sus posteriores reencarnaciones en la Tierra, les permitirán traer, bajo la forma de descubrimientos científicos, nuevos escalones para la evolución de la tecnología del Hombre.

Otra colonia muy conocida y muy bien detallada, y que dirige Cairbar Schutel es la de “Alborada Nueva”, que está situada en la cuarta capa alrededor de la Tierra, por encima de la ciudad de Santos en el estado de Sao Paulo (Brasil). Es una ciudad espiritual con cerca de 200.000 habitantes, creada hace más tiempo que el de la mayoría de las colonias que permanecen en las zonas umbralinas.

La médium brasileña Vania Arantes Damo, nacida en Mote Alegre de Minas Gerais, nos relata en su libro “MORADAS ESPIRITUALES”, su experiencia, que gracias a la orientación y acompañamiento del Espíritu Juana Darque, durante el sueño y con el apoyo de guías espirituales viajó en el espacio en estado consciente. Algunas de estas colonias se describen con detalles dándonos una nueva perspectiva del mundo espiritual.

Destacamos entre las veinte colonias que cita en el libro, la “Colonia Morada del Sol”, que se localiza en la parte oriental de Brasil, extendiéndose desde el norte de Bahía, cerca de la ciudad de Altamira, atravesando Sergipe, pasando por Aracaju, sigue por Alagoas, vía Maceló, yendo hasta el Norte de Pernambuco, en la isla de Itamaracá. Es una colonia muy solicitada por su belleza y por proporcionar el fortalecimiento espiritual. La presencia del mar confiere serenidad al ambiente, contribuyendo al fortalecimiento de energías que revitalizan el espíritu en su peregrinación evolutiva.

Existen ciertas similitudes entre las Ciudades Espirituales cercanas a la Tierra, y las encontramos, desde las comunicaciones de Swedenborg, pasando por Andrew Jackson Davis, el Reverendo George Vale Owen, Raymond Lodge, Lester Coltman, André Luiz, el Espíritu Gregorio, que nos habló de Alpha 1, y Abel Glaser que recibió los informes de Cairbar Schutel, y Vania Arantes Damo, que nos detallaron los puntos de conexión que coinciden entre todas ellas.